Jardín Mediterráneo

Un jardín sencillo y de bajo costo que tuve la oportunidad de diseñar en Andalucía, España.

Hoy quiero contarles sobre un jardín sencillo y de bajo costo que tuve la oportunidad de diseñar en Andalucía, España. Lo más enriquecedor de este proyecto fue la reutilización creativa de materiales, objetos y plantas ya presentes en el lugar, combinando lo existente con lo nuevo.

Conociendo el entorno

Mazagón es un pequeño poblado costero, ubicado a unos 20 km de Huelva y muy próximo al Parque Nacional de Doñana. Este entorno privilegiado está rodeado principalmente por dunas, marismas y matorrales mediterráneos. Es por ello que antes de intervenir el espacio, hicimos una caminata de reconocimiento por los alrededores para identificar especies nativas que pudieran incorporarse al jardín. El objetivo era claro: lograr un espacio de bajo mantenimiento, bello, funcional y en sintonía con el ecosistema local.

En ese relevamiento nos encontramos con especies del matorral mediterráneo como el romero (Rosmarinus officinalis), la Lavanda o Cantueso (Lavandula pedunculata) endémica de la Península Ibérica, el Tomillo (Thymus sp), florales como la Armería (Armeria sp.), endémica también, y el Jaguarzo Morisco (Cistus salvifolius).

Plantas del matorral mediterráneo

Hicimos también una prueba sencilla del suelo del patio el cual resultó ser muy similar al de los alrededores, lo que nos confirmó que podríamos instalar muchas de estas especies sin requerimientos especiales.

Un jardín con historia, mezcla y sentido

En el espacio ya se encontraban algunas plantas establecidas: Santa Rita (Bougainvillea sp.), una Rosa China (Rosa-sinensis), Lazos de Amor (Chlorophytum sp.), Dracaenas (Dracaena Marginata) y una Dama de Noche (Epiphyllum oxypetalum). Decidimos integrarlas al diseño y crear un jardín mixto.

La propuesta se inspiró en los deseos de la dueña de casa: disfrutar sus mañanas al sol sentada en un banco que ella misma había refaccionado, utilizar algunas de las plantas del jardín para cocinar, y sumar un frutal en maceta. También buscaba más privacidad del exterior por lo que incorporamos otra enredadera en este caso una bignonia para generar un cerco vivo con flores.

Con un presupuesto total de solo 120 euros, compramos un duraznero, una enredadera y sustrato. Reutilizamos ladrillos tipo tejuela que ya estaban en el terreno para construir tres canteros dándoles formas curvas, que aportaran movimiento y suavidad al espacio. La vegetación se organizó de manera que el jardín ofrezca flores en distintas épocas del año, aromas y contrastes de texturas.Se utilizaron además macetas de terracota para generar mayor calidez y naturalidad.

El jardín en proceso

Este jardín es una muestra de cómo, con pocos recursos es posible crear espacios agradables, que generen bienestar y además sean funcionales.Incorporar especies nativas no solo reduce el mantenimiento y el consumo de agua, sino que convierte al jardín en un pequeño refugio para polinizadores y una expresión viva de la identidad del

Diseñar paisajes nativos es una forma de restaurar, de dar identidad a un espacio y de reconectar con la naturaleza en nuestro hogar.